La Armada da de baja el «Pizarro» y otros dos buques por la crisis.

«Pizarro» buque de desembarco

La caída del presupuesto del Ministerio de Defensa en un 8,8 por ciento ha provocado que todas las partidas de los ejércitos y la Armada caigan en mayor o menor medida. En el caso de la Marina, sus cuentas han menguado un 10,10 por ciento, hasta quedarse en 903 millones de euros. Esto, como ya advirtió la semana pasada el jefe de Estado Mayor de la Defensa, el almirante Fernando García Sánchez, en su comparecencia en el Congreso, obligará a la Armada a «la baja de ciertos buques y unidades y a la reducción selectiva del nivel de sostenimiento de los medios materiales».

Patrullero «Chilreu»

¿En qué se traduce esto? Además de otras posibilidades que se están estudiando, el Cuartel General de la Armada ya ha decidido dar de baja tres buques significativos: el buque de desembarco «Pizarro», el buque de mando «Diana» y el patrullero de altura «Chilreu». El primero de ellos ha quedado obsoleto, no sólo por antiguo, sino porque con la incorporación del «Juan Carlos I» y la presencia del «Galicia» y el «Castilla» la capacidad de desembarco ya está más que cubierta. En el caso del «Diana», entregado a la Armada en 1979, la cancelación de la participación de España en el despliegue y mando de cazaminas de la OTAN hace prescindible su servicio. Un buque de mando de un grupo de cazaminas sin misión, y con esos años de servicio, ha dejado de ser «útil», sobre todo en una circunstancia económica tan adversa como la actual. 

La baja del «Chilreu» es otra cuestión. 
El patrullero de vigilancia pesquera, pese a ser de la Armada, depende del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, en concreto de la Secretaría General del Mar, y ésta ya ha comunicado al Cuartel General que no tiene fondos para mantenerlo, así que la Armada lo dará de baja de su lista oficial de buques. España tiene en la actualidad 65 unidades navales, después de desprenderse desde 2009 de una fragata, el «Marqués de la Ensenada», el «Hernán Cortés», el «Descubierta» y quince patrulleros ligeros y dar de alta cinco nuevos buques. Los recortes presupuestarios obligan a la Armada a concentrar prácticamente todos sus esfuerzos en aquellos buques que van a participar en operaciones, lo que reducirá la actividad del resto a mínimos imprescindibles para que sea viable navegar con ellos en caso necesario y para el entrenamiento de sus dotaciones. 

Por el momento, el Cuartel General está estudiando dejar dos fragatas de la clase «Santamaría» en actividad restringida para ahorrar costes. La idea es que una vez que pase la crisis y las dotaciones presupuestarias vuelvan a crecer, se puedan recuperar esas capacidades que habrían estado «hibernando» durante el periodo más duro de la situación económica. Además de las obligadas restricciones de las unidades y de sus movimientos, motivadas en buena parte por la bajada del presupuesto en combustible, la Armada estudiará «la optimización del recurso de personal», una y ya aplicará desde este año la reducción del crucrero de instrucción del «Juan Sebastián Elcano» de diez a cuatro meses.

Fuente: http://www.larazon.es

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