La industria aerodinámica rusa en vias de reconversión.

Caza Su-34

La Fuerza Aérea de Rusia celebrarará en agosto próximo cien años de su fundación. La Voz de Rusia organizó con este motivo una mesa redonda, cuyos participantes -prestigiosos expertos en materia de la aviación militar y civil– fueron unánimes en concluir que la industria aeronáutica rusa entra a un período de importantes cambios. Konstantín Makiyenko, subdirector del Centro de Análisis de Estrategias y Tecnologías, habló de las perspectivas de la industria de aviación nacional.

En busca de la reconversión se procura “relanzar” el segmento civil del sector. Dos proyectos deben constituir la base de la línea de aviones civiles rusos: el regional SSJ-100 y el de mediana distancia MS-21. En ambos casos se usan muchos componentes extranjeros, incluidos los motores, lo cual aumenta la probabilidad de éxito de estos programas. El excesivo grado de “militarización” de la industria aeronáutica rusa es una señal alarmante. Sólo un desarrollo equilibado puede mantenerla a un nivel tecnológico y económico adecuado. Al efecto es preciso que tengan éxito el SSJ-100 o el MS-21, o preferiblemente, los dos. Al hablar del reciente accidente del SSJ-100 en Indonesia, Konstantín Makiyenko señaló que lo ocurrido no necesariamente debe afectar las perspectivas de este proyecto. Baste recordar los casos del A-320 y el A-330 que también sufrieron accidentes en la etapa inicial de su comercialización (el A-320 en 1988 y el A-320 en 1994).

Los expertos prestaron especial atención al desarrollo de la aviación naval. Oficialmente, su historia comienza por un combate aéreo frente a los alemanes sobre el mar Báltico, el 17 de julio de 1916, pero en la práctica, se remonta a la formación del grupo de aeronáutica del Estado Mayor General. En la mesa redonda se analizó la creación de un nuevo avión de patrulla para reemplazar el ya saliente IL-38 y el Tu-142 que es demasiado caro de mantenimiento. Sobre este tema habló el experto militar independiente Prójor Tebin. Refiriéndose a las principales tendencias internacionales, el experto señaló que los cazas de cuarta generación F/A-18E/F siguen siendo la principal fuerza de combate de la aviación naval y agregó que a nivel mundial se hacen cada vez más populares los aviones de partulla y de inteligencia hechos sobre una base civil. Los países marítimos prefieren esa clase de aparatos para patrullar las costas, aguas territoriales y zonas económicas exclusivas. Con respecto a estos aviones hay dos tendencias clave: modelos baratos y ligeros basados en aviones civiles de corto alcance con un peso de despegue de hasta cincuenta toneladas. Los ordenan tanto los países de modestos ingresos, como las naciones desarrolladas intreresadas en patrullar sus acuatorios a poca distancia de la costa. La otra opción son los aviones de más de ochenta toneladas de peso capaces de permanecer en el aire durante diez a doce horas. Uno de los primeros proyectos en esta categoría es el P-8 Poseidon que se realiza por encargo de EEUU y la India.

Los participantes de la mesa redonda llegaron a la conclusión de que lo óptimo para Rusia sería desarrollar un avión multipropósito de partulla sobre la base del Tu-204/214 que ya se fabrica en serie, es relativamente barato y tiene buenas características de vuelo. Dado que un avión de patrulla lleva menos carga útil que su prototipo civil, podrá cargar más combustible. Esto alargaría su vuelo hasta más de veinte horas, duración óptima para el inmenso litoral ruso y zonas con pocos aeródromos como el Extremo Oriente y el Ártico. El Tu-204/214 tiene un ventaja importante: está hecho exclusivamente de componentes de fabricación nacional. Este detalle no parece ser muy favorable para su futura comercialización en el exterior del país, pero sí que es bueno para la Defensa porque los aparatos de ese tipo no se fabrican en grandes series capaces de causar problemas al fabricante nacional.

Por último, un contrato de venta de sesentsa o setenta aviones de reconocimiento y patrulla hechos a base del Tu-204/214 para la Fuerza Aérea y la Marina de Guerra rusas podría apoyar a la Oficina de Diseño Tupolev y sus plantas asociadas. Otro tema importante es la necesidad de mantener el potencial de ataque de la aviación naval o grupos marítimos de aire. En teatros cerrados, como el Báltico, el Negro y parte del mar del Japón, la solución sería el uso de un caza multipropósito capaz de lanzar misiles “aire-superficie” y reponer combustible en vuelo, en caso de necesidad. En los teatros oceánicos abiertos habría que mantener el grupo aviones portamisiles Tu-22M3, completándolo con novedosos bombarderos Su-34 que son de mayor alcance que los cazas.

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