Navantia recrea en una gran sala de realidad virtual todos los procesos del S-80.

Cada vez que los constructores de los S-80 montan un nuevo equipo en los submarinos, el proceso ya lo han hecho antes, hasta en su último detalle, en una sala de simulación. En ella se colocan gafas 3D, como las del cine, hasta treinta profesionales a la vez, para seguir en una pantalla de 4 metros de ancho por 2,5 de alto, lo que más tarde ocurrirá en las naves de acero que Navantia está construyendo para la Armada española El sistema es tan sofisticado que los ingenieros pueden adentrarse por todos los recovecos del sumergible virtual e interactuar con los objetos que va encontrando gracias a unos sensores que se colocan en sus propios cuerpos. Esta tecnología detecta los movimientos y recrea la visión real que el usuario tendría de encontrarse en el verdadero interior de un S-80.

“Muy pocas empresas de ingeniería en el mundo cuentan con esta herramienta” con la que Navantia ya lleva diez meses trabajando, explica el jefe del departamento de ingeniería de los Astilleros de Cartagena, Remigio Díez. Con ella se pueden reproducir imágenes diez veces más completas de las que soportan las tarjetas gráficas y los equipos de las estaciones de trabajo que emplean habitualmente los ingenieros y los diseñadores. El nivel de detalle y la cantidad de componentes que es posible mostrar a la vez resulta impensable en un proceso convencional ejecutado en una pantalla de ordenador.

Aquí, en esta sala de diseño virtual instalada en la última planta del edificio donde se dirigen las construcciones de Navantia en Cartagena, se puede, por ejemplo, reproducir la instalación de un nuevo componente en el interior de los sumergibles. Ingenieros, diseñadores, operarios y representantes del cliente coordinan así el mejor modo de introducir y montar dicho elemento en el lugar preconcebido. Durante el proceso es posible seguir, todos a la vez, con qué obstáculos se puede encontrar la operación y, en su caso, descubrir que un determinado mecanismo impide de manera imprevista la mejor culminación del trabajo. En ese caso, se ensayarán en la pantalla de la sala virtual nuevos modos de actuar hasta encontrar el mejor en un entorno que reproduce todos los elementos reales del buque.

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El sistema permite la detección temprana de problemas de construcción de una manera ágil. Ya no son necesarias cadenas de reuniones de trabajo para pasar la información de un departamento a otro buscando que todos puedan coordinarse. Ahora, en una única operación, todo el mundo es testigo del mejor modo de actuar y de lo que ocurre si no se siguen unos determinados pasos. De esta manera se llega a ahorrar hasta un 50% del tiempo habitualmente destinado a determinados procesos de diseño e ingeniería, explica el responsable del proyecto de construcción de la proa de los S-80, José Torres. También se reduce entre un 5 y un 10% de las horas empleadas en el montaje y la colocación de los componentes del submarino, añade el director de tecnologías de la información de Navantia, Pedro Antonio Martínez.

Únicamente los astilleros de Navantia en El Ferrol disponen de un sistema parecido, explica Mannuel Filgueira, director del Astillero de Cartagena, pero aquel ya cuenta con más de un lustro de antigüedad, por lo que éste es más avanzado. Esta tecnología también cumple un propósito comercial. Hasta el momento, gracias a él, ya han conocido todos los detalles de los S-80 representantes de las armadas de Australia y Noruega, países interesados, junto a India, en la posible adquisición de sumergibles a Navantia. El nuevo centro de diseño virtual, al que la empresa ha denominado Andrés Marcos en homenaje a un ingeniero de la compañía recientemente fallecido, también facilitará el adiestramiento de las dotaciones de los buques y agilizará los procesos de desmontaje y montaje de nuevos sistemas en el futuro, a lo largo de las varias décadas en las que los sumergibles estarán operativos.

El mayor esfuerzo en la adopción de esta tecnología, según sus responsables, no es tanto la inversión en la herramienta en sí, que ha supuesto unos 200.000 euros, sino la procelosa introducción de todos y cada uno de los datos que componen el complejo diseño y construcción de los submarinos, uno de los sistemas más enmarañados que pueden acometerse. Para dar una idea, los responsables de Navantia muestran un gráfico en el que se comparan las 57.000 horas que son necesarias en el desarrollo y ensamblaje de las 30.000 piezas que puede contener un avión de caza, a los 3 millones de horas que precisa el montaje del puzle de 300.000 piezas que forma un submarino de 2.500 toneladas. El siguiente paso, explica Filgueira, es lograr integrar parte de esta tecnología en ordenadores y tabletas para poder emplearla en el interior real de los submarinos.

Fuente: http://www.infodefensa.com/

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