Base americana en la Bahía de Subic
Veinte años
después, la Armada norteamericana vuelve a la que fue su mayor base
extranjera, pero los tiempos han cambiado y esta vez lo hará mediante
rotaciones regulares, no con una presencia masiva permanente. También ha
cambiado el entorno geopolítico, pero no la excelente situación de
dicha base ni el imperativo de asegurar la libertad de navegación en el
Pacífico.
¿Qué
ha cambiado desde 1991? Con la Guerra Fría ya finiquitada, el Senado
filipino decidió poner fin a la presencia militar norteamericana en el
Archipiélago, sin perjuicio de la cooperación contra la insurgencia
islamista en Mindanao. Lo primero que ha cambiado ha sido la percepción
doméstica de la colaboración con Estados Unidos, fruto tanto de la
experiencia de estas dos décadas en que algunas antiguas bases, que
Manila confiaba en convertir en polos de desarrollo industrial, no han
conseguido despegar, como de la creciente presión china sobre Manila,
con una disputa territorial marítima e incidentes periódicos. Sin
embargo, no todo el mundo desea un retorno a gran escala de las Fuerzas
Armadas estadounidenses y, en este sentido, los despliegues rotativos
pueden ser una forma de estrechar lazos con Washington sin despertar
demasiadas críticas internas. Ello
está ligado al segundo gran cambio, el fin del enfrentamiento global
con la Unión Soviética. Observamos aquí una diferencia clave entre
Europa y Asia.
Mientras en el Viejo Continente persisten ciertas
tensiones entre Rusia y Europa Occidental, en campos como la defensa
antimisiles o las exportaciones de gas, en Asia se observa una cierta
coincidencia de intereses entre Washington y Moscú. No hay que
exagerarla, y aun es demasiado temprano para afirmar rotundamente que
desembocará en algún tipo de cooperación, pero en zonas como el Mar del
Sur de China o la Península Coreana, se observan actividades y proyectos
rusos que, de consolidarse, beneficiarían a la política norteamericana. Sin
embargo, este segundo gran cambio no ha llevado, como soñaban algunos
al ver arriar por última vez la bandera soviética en el Kremlin, a la
paz en el sentido auténtico de la palabra, puesto que la retirada rusa a
un papel más regional ha tenido lugar en paralelo al creciente rearme chino.
No se trata de dos situaciones idénticas, puesto que las relaciones de
otros países con Beijing son complejas, polifacéticas, y China está
integrada en la economía mundial y se muestra más prudente a la hora de
emplear la fuerza (lo hace, pero a pequeña escala, buscando ir ampliando
su margen de maniobra gradualmente, como el 1962 en su breve guerra con
India).
Sin embargo, países como Filipinas, notan cómo gradualmente
tienen que escoger entre someterse a los designios chinos o buscar
alguna manera de resistir a los mismos mediante una combinación de
rearme, alianzas regionales, y acuerdos con Estados Unidos. Sin embargo,
buscan no romper todos los puentes, y no provocar innecesariamente a
Beijing. Ello es un motivo para optar por los despliegues rotativos,
menos vistosos, más discretos que las grandes bases de antaño. El
tercer cambio afecta a dicho país, Washington se mantiene como la
primera potencia mundial, y única con verdadero alcance global, pero su
economía padece graves desequilibrios, entre ellos una enorme y
creciente deuda nacional. Se vislumbran recortes significativos en
defensa, y cualquier plan para recrear grandes bases en el extranjero
sería mal visto. Una presencia regular en países clave es una forma más
económica de asegurar ciertos objetivos a un coste razonable.
Finalmente,
el último gran motivo que parece estar favoreciendo esta tendencia
hacia despliegues más flexibles es la conveniencia de poder operar
desde múltiples puntos. Desarrollos tecnológicos como los avances en
misiles de crucero, la expansión en el uso de aviones no tripulados, o
el tan temido mísil balístico anti-buque chino (alias "mata
portaaviones"), hacen que sean cada vez más numerosas las voces que
apuesten por armadas flexibles, con unidades capaces de operar desde
todo tipo de puertos, incluidas infraestructuras civiles o de doble uso. Interoperabilidad,
formación, y transferencias de armamento. Este retorno a Subic no es
una decisión aislada, sino que se enmarca en un refuerzo de la
cooperación militar entre Washington y Manila, observable también a
nivel de otras capitales, como Hanoi o Canberra. Además, según el
Gobierno filipino, las rotaciones se iniciaron ya el año 2011, aunque es
ahora cuando se anuncian oficialmente. Según el general Edilberto Adan,
al cargo del acuerdo, se trata de una política "muy popular entre el
pueblo filipino" y que repercutirá en "mejor interoperabilidad y mejoras
en la doctrina y equipo de las Fuerzas Armadas Filipinas".
Cañon automáticos Mk 38 Mod 2
Un
nuevo cañón automático para las patrulleras de la clase Hamilton.
Precisamente hablando de equipo, estos últimos días ha trascendido
también que el Pentágono ha otorgado un contrato a BAE Systems Land and
Armament para proporcionar 21 cañones automáticos Mk 38 Mod 2 a las
armadas norteamericana y filipina. Concretamente algunos irán destinados
a las dos patrulleras de altura de la clase Hamilton transferidas a
Manila el año pasado desprovistas de su armamento. La primera ha sido
rebautizada como BRP Gregorio del Pilar y es de gran importancia para
asegurar una presencia filipina en las islas Spratly y el arrecife de
Scarborough. Desarrollado
conjuntamente con la israelí Rafael Armaments, este cañón dispara 180
proyectiles de 25 mm por minuto, y cuenta con sensores laser,
infrarrojos, y electro-ópticos, así como con un avanzado sistema de
estabilización.
Conclusiones:
situación compleja pero aún abierta en Asia. Vemos, pues, cómo
Washington continúa desarrollando su política de vuelta al Pacífico, el
llamado "Pívot", de manera pragmática, gradual, y apoyándose en gran
medida en las fuerzas aliadas. La idea no es construir una enorme
armada, imposible por motivos fiscales, sino reforzar las Fuerzas
Armadas de los países de la zona y facilitar las operaciones conjuntas
con las mismas. Mientras tanto, todo el mundo observa al gigante chino,
temeroso de provocarle pero dispuesto a resistir sus avances.
Fuente: http://www.revistatenea.es/
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