Si los estados tienen
armamento nuclear y disponen de misiles, la posibilidad de reconocer un
lanzamiento enemigo es fundamental en el sistema de armas estratégicas.
Actualmente los sistemas terrestres rusos de alerta temprana de un
ataque misilístico (AEW&C, por sus siglas en inglés) están entrando
en un nivel más alto. Oleg Ostapenko, viceministro de Defensa y excomandante
de las Tropas de Defensa Aérea y Espacial,, anunció que en el primer
cuatrimestre del 2013 el Sistema de Radiolocalización del tipo “Voronezh-DM”
empezará a funcionar a plena capacidad en la zona de Armavir (Krasnodarski
krai).
“La puesta en marcha y el estado de alerta militar del
nuevo segmento permitirá “cubrir” la
zona de responsabilidad del Sistema de Radiolocalización Gabalinski como
“Darial” en Azerbayán y, de hecho,
sustituirlo en esa dirección”, aclaró el viceministro. Oleg Ostapenko se refiere a la estación del Sistema de
Radiolocalización de un diapasón decimétrico que fue desplegada en febrero del
año 2009, con una zona de responsabilidad
orientada al suroeste, hacia el sur de Europa hasta la costa de de
África del Norte. El nuevo segmento del Sistema de Radiolocalización
permitirá cubrir la estaciones de radar que están enfocadas hacia Turquía,
Irak, Irán, India y los estados de Oriente Próximo. Efectivamente, no hay que subestimar la importancia
del sistema de alerta temprana. En un sentido completo, se trata de una “alarma
de vigilancia” cuya zona de responsabilidad es toda la Tierra.
Cuando el sistema de alerta falla
Se conocen casos en los que, debido a un fallo del sistema
de alarma, se habría podido desencadenar una catástrofe universal.
El primero tuvo lugar el 9 de noviembre del año 1979.
El centro de gestión nacional del Comando Norteamericano de Defensa
Aeroespacial (NORAD), situado en un búnker en las entrañas de la montaña
Cheyenne, el Centro Nacional de Mando en el Pentágono y el Centro de Mando
Nacional de Emergencia Fort Ritchie
recibieron el aviso de que la Unión Soviética estaba realizando un ataque
nuclear con el objetivo de aniquilar los sistemas de control de las fuerzas
nucleares de EE UU. Inmediatamente, en los tres puntos de mando empezaron
las reuniones con la participación de altos cargos militares. En las
instalaciones del misil balístico intercontinental 'Minuteman' recibieron la
orden de prepararse para el lanzamiento. Se declaró la alerta en todo el
sistema de defensa antiaérea, y se lanzaron al aire como mínimo 10
interceptores. También despegó el avión presidencial del puesto de mando,
aunque sin el presidente. Minutos después de que llegara la señal de ataque, los
militares revisaron los datos recibidos de los satélites de alerta de temprana
y de los radares que rodean EE UU. Se percataron que ningún sistema había
descubierto señales de ataque y se canceló la alarma.
Más tarde se determinó que el motivo del incidente fue
un fallo de un programa de ordenador, destinado a elaborar un plan de acción
durante un ataque con misiles, que había sido instalado de forma equivocada. En otra ocasión, el 3 de junio del 1980, los puntos de
comando de EE UU volvieron a recibir el aviso de un ataque. Al igual que la
primera vez, en las instalaciones de 'Minuteman' recibieron la orden de
preparase para el lanzamiento y la tripulación de los bombarderos estratégicos
ocupó sus puestos en los aviones. Los ordenadores no ofrecían imágenes exactas y
coherentes del ataque, en las pantallas aparecían cifras que cambiaban
continuamente la cantidad de misiles lanzados. Además, en los distintos puntos
de mando estas cifras no siempre coincidían.Aunque muchos oficiales no se tomaron el incidente tan
en serio como la primera vez, se convocó una reunión con carácter urgente para
valorar la situación. Se reveló que el motivo del incidente fue un fallo en un
microcircuito de un ordenador, que provocó que aparecieran cifras aleatorias en
lugar del número de misiles lanzados.
Máxima tensión
El episodio más dramático tuvo lugar durante un
momento álgido de la Guerra Fría. Se puede decir con seguridad que el
desconocido teniente coronel Stanislav Petrov salvó a la humanidad. El 26 de septiembre de 1983 un satélite del sistema
soviético de alarma temprana de ataques misilísticos, que había entrado en
servicio hacía poco, envió un mensaje sobre un ataque por parte de Estados
Unidos.
Los satélites observaban las zonas donde estaban
situados los misiles en un plano inclinado, por estar situados al límite del
disco visible de la Tierra. Esto permitía detectar el arranque de los cohetes
con el oscuro fondo del espacio cósmico, es decir, se podía determinar el momento del
lanzamiento por la irradiación infrarroja del motor del cohete. Se eligió este tipo de configuración para reducir el
riesgo de iluminación de los sensores del satélite por la luz solar reflejada
en las nubes o en la nieve. Según información del experto militar-espacial, Yuri
Zaitsev, “el satélite, debido a las posiciones de arranque de los misiles
norteamericanos y el Sol, estaba en una posición en la que las nubes reflejaban
mucho la luz. El satélite interpretó esta luz reflejada como una columna de
fuego del tubo propulsor y envió un mensaje de alerta: se había producido un
lanzamiento de cinco misiles desde la parte continental de EEUU”. Según las instrucciones, en caso de un ataque
misilístico, el oficial de guardia en el búnker 'Sérpujov-15', en Rusia
central, estaba obligado a avisar inmediatamente a la jefatura del país que es
quien tomaba la decisión de lanzar un ataque disuasorio de respuesta.
El tiempo de vuelo de un misil balístico desde la
parte continental de EE UU hasta la URSS era de cerca de 30 minutos, por eso
Petrov tenía pocas elecciones posibles: o bien informar al secretario general,
que debía tomar la decisión final, utilizando su maletín nuclear, o bien
informar a sus superiores que “damos una información falsa” y hacerse
responsable de las consecuencias. Teniendo en cuenta que a Yuri Andrópov, entonces
mandatario de la URSS, le quedaban tan solo 15 minutos para tomar la decisión,
se puede afirmar casi con seguridad que habría creído a Petrov y habría
apretado el botón del ataque nuclear de respuesta. Pero Petrov no quiso hacerse responsable de la muerte
de miles de millones de vidas humanas y no actuó según
las instrucciones, no apretó el botón a pesar de que las 30 revisiones dieron
resultado positivo. Sin embargo, guiándose por el sentido común (5 cohetes
es demasiado poco para un primer ataque en la guerra) el oficial de guardia “no
creyó” al ordenador y de esta forma salvó al mundo.
Fuente: http://rusiahoy.com/
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