El documento de 300 páginas publicado hace varias semanas
por el Centro de Excelencia de la OTAN para la Ciberdefensa (NATO CCDCOE), se titula “Manual de Tallin de conocimientos
sobre las ciberguerras”. No es fortuita la mención de la capital de Estonia en el
título: es precisamente allí donde está situado el CCDCOE, inaugurado en 2008,
un año después de la polémica alrededor del Soldado de Bronce y los ataques
sufridos por algunas páginas web estonias. Estonia se declaró la primera víctima de un conflicto
cibernético interestatal y acusó a Rusia de haberla atacado, aunque finalmente
no se consiguió demostrar la participación del gobierno ruso en estos ataques. En el 'Manual de Tallin' se muestra por primera vez el
procedimiento a seguir por parte de los estados y las alianzas militares en
caso de ataques masivos. El objetivo de este documento es demostrar que las
actuales normas legales internacionales (sobre todo en derecho internacional
humanitario) son aplicables también en el ciberespacio, lo cual significa que,
a pesar de la postura de Rusia y otros estados, no son necesarias nuevas leyes.
Los ataques llevados a cabo en ausencia de acciones
militares pertenecen a la categoría de las “acciones en contra de la ley”. La
reacción a un ataque de este tipo que conlleve algún perjuicio puede consistir,
o bien en llevar al agresor ante la justicia, o bien en tomar “contramedidas
proporcionales”. Los autores del manual subrayan que, dependiendo de su
envergadura y sus consecuencias (muertes, daños o destrucción de edificios), un
ataque en tiempos de paz se puede comparar al “uso de la fuerza” o a un “ataque
armado”, lo cual otorga al estado-víctima el derecho a defenderse, permitiendo
entre otras cosas el uso del armamento tradicional. La sección más extensa del Manual está dedicada a los
ciberataques acompañados de conflictos armados tradicionales. En ellos, según
los autores del documento, se aplican todas las normas del derecho
internacional humanitario, hasta el punto de considerar a los participantes y
organizadores de sabotajes informáticos como combatientes susceptibles de ser
capturados o liquidados físicamente.
Diferentes reacciones en Rusia y EE UU
En Occidente la publicación del 'Manual de Tallin' ha sido
bien recibida. Muchos expertos norteamericanos han señalado que las ideas
principales del documento coinciden con la postura de Washington, que asegura
que no hacen falta nuevas leyes para el ciberespacio. Por otro lado, las autoridades rusas, en especial la
militar, muestran mucha cautela respecto a la aparición del 'Manual de Tallin'.
Moscú considera la publicación de este documento un paso hacia la legitimación
del propio concepto de las ciberguerras. El pasado abril Konstantín Peschanenko, representante del
Ministerio de Defensa de la Federación Rusa, recibió el apoyo del enviado
especial del Ministerio de Asuntos Exteriores de la Federación Rusa, Andréi
Krutskij. Según este último, en un momento en el que Rusia intenta
prevenir la militarización del ciberespacio, proponiendo a la comunidad
internacional la aprobación de unas normas especiales de comportamiento en este
ámbito, los Estados Unidos y sus aliados ya están pactando las normas de
comportamiento durante las ciberguerras.
Algunos expertos rusos consideran que la aparición del
'Manual de Tallin' tiene también aspectos positivos. Según Alexander Bedritski,
experto del Instituto Ruso de Investigaciones Estratégicas (RISI), Moscú, que
en su momento inició una amplia discusión internacional sobre cuestiones
relacionadas con el proceso de una guerra interestatal en el ciberespacio,
durante mucho tiempo se había topado con la indisposición de Washington a
entablar un diálogo. “Ahora esta situación está comenzando a cambiar”, declara
este experto. En opinión de Bedritski, es muy difícil que ambas partes
lleguen a un acuerdo próximamente. Por su parte, Oleg Demídov, experto del Centro de
Investigaciones Políticas de Rusia, opina que el compromiso es posible. “Si
Rusia y sus aliados conciben su misión como el objetivo de no permitir los
conflictos interestatales en el ciberespacio, así como hacer públicos estos
fenómenos ilegales en el terreno internacional, el 'Manual de Tallin'
consistirá más en '¿Qué hacer si de todos modos se ha desatado un conflicto?”,
comenta Demídov.
“En este sentido, ambos enfoques podrían coincidir”. Según Demídov, si el 'Manual de Tallin' no cuenta con el
apoyo de ninguna norma internacional que mantenga a los estados alejados de la
participación en las ciberguerras, puede realmente garantizar una legitimación
de los ciberconflictos. “La proliferación de este tipo de conflictos en el sistema
de las relaciones internacionales del siglo XXI como un medio válido de cumplir
los objetivos en política exterior y garantizar los intereses nacionales”. "Es necesario un equilibrio en forma de limitaciones
legales internacionales como las que exige Rusia”, considera Demídov. A pesar de que en las cuestiones jurídicas las posiciones de
Rusia y los Estados Unidos (y también la OTAN) divergen considerablemente, en
la práctica entre ellos se ha observado por primera vez un acercamiento
recientemente. Según el periódico Vlast, durante un encuentro que se
celebrará en junio entre
los presidentes de Rusia y Estados Unidos, Vladímir Putin y Barack Obama, se
planea firmar una serie de acuerdos intergubernamentales sobre medidas de
confianza mutua en el ciberespacio.
Fuente: http://rusiahoy.com/
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