En los últimos días Siria se ha convertido en el centro de atención
mundial debido a los preparativos de EE.UU., que se declara listo para
lanzar un ataque contra el país árabe.
¿Quién se beneficiaría entonces
de esta guerra?
Mientras el mundo aguarda a que Washington tome una decisión sobre si
intervenir o no militarmente en Siria, los politólogos analizan qué
países podrían sacar provecho de este conflicto. El país que más se beneficiaría de un conflicto militar entre EE.UU. y
Siria es Arabia Saudita, ya que su 'juego' es mucho más global de lo que
puede parecer a simple vista, sostiene el abogado, escritor, activista
político y famoso bloguero estadounidense Michael T. Snyder.
"Ellos ya han invertido miles de millones de dólares en el conflicto en
Siria, pero hasta ahora no han tenido éxito en sus intentos por derrocar
al régimen de Assad. Ahora los saudíes están tratando de jugar su carta
de triunfo, la de los militares de EE.UU. Si tienen éxito conseguirán
enfrentar a los dos grandes enemigos estratégicos a largo plazo del
Islam sunita: a EE.UU. e Israel por un lado y al Islam chiíta por otro.
En esta situación, cuanto más daño se causen las partes enfrentadas
entre sí, más más contentos estarán los sunitas", dice el experto en su
blog 'The Economic Collapse'.
La cuestión siria 'huele' a gas natural
Pero también hay otros países que saldrían ganando de una guerra entre
EE.UU. y Siria. "Es bien sabido que Catar quiere construir un gasoducto
de gas natural desde el Golfo Pérsico a Europa a través de territorio
sirio y turco. Y es por esta razón que Catar también ha estado
invirtiendo miles de millones de dólares en la guerra civil en Siria",
explica Michael T. Snyder.
Catar es el tercer país del mundo después de Rusia e Irán por sus
reservas de gas. Suministra gas licuado, ya que no tiene gasoductos,
pero dispone de una gran flota de aviones cisterna. De este modo, si en
Siria llegara al poder un líder favorable a Occidente, en el futuro el
oleoducto 'Catar - Arabia Saudita - Siria - Turquía' se convertirá en
una realidad. El interés personal del emir de Catar, Sheikh Hamad, y del
rey saudita, Abdalá, por construir un gasoducto desde la península
arábiga a Europa preocupa también a Turquía, por cuyo territorio podría
pasar, razón por la que el asunto también ha cobrado importancia para
Erdogan. El famoso politólogo armenio Levon Melik-Shahnazaryan señala a Turquía
como otro 'jugador' importante interesado en que se produzca un ataque
estadounidense contra Siria. "Ankara tiene distintos intereses en una
posible guerra", dice el experto al diario 'Voz de Armenia', nombrando
entre los principales, aparte del asunto de gas, " una perspectiva de
ampliación de su territorio usando las provincias norteñas de Siria" y
"la necesidad de neutralizar la amenaza de parte de Irán", todo ello
estimulado por la aspiraciones de Turquía de convertirse en líder
regional.
El historiador y bloguero Alexandr Gorbenko enumera entre otros
intereses de Turquía en Siria la cuestión kurda, como "una de las más
importantes para la futura integridad estatal turca". "Turquía necesita
que en Siria llegue al poder alguien que dependa de su ayuda. El país
participa tan activamente en los asuntos de Siria con la esperanza de
evitar la creación de un estado kurdo fuera de su territorio", dice el
experto. "Turquía es el único país que tiene un interés real en la invasión de
Siria. A diferencia de los países occidentales, que han entrado en la
fase de decadencia, Turquía tiene el potencial y el deseo de llegar a
ser algo más de lo que ahora es. Por lo tanto, su influencia en la
región se incrementará", asegura Alexandr Gorbenko.
¿Qué intereses mueven los hilos de Occidente?
"Los que cabildean el conflicto son Turquía, Catar y Arabia Saudita",
resume tajante Yevgeni Satanovski, presidente del Instituto ruso de
Oriente Medio. "Lo hacen por las razones religiosas, y también tienen ciertos motivos
económicos. Es parte de una gran guerra entre sunitas y chiitas [...].
Antes de atacar a Irán quieren privarlo de su único aliado en la
región", afirma Satanovski.
"En lo que toca al Reino Unido, Francia y EE.UU., en gran medida en su
política en Oriente Medio no se mueven por sus propios intereses, sino
por los intereses de los países mencionados. En este caso, a mi parecer,
se trata de una situación en que 'la cola menea al perro'", indica el
politólogo.
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Fuente: http://defensamilitar.blogspot.com.es/
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