¿EL GRUPO DE BATALLA DEL PORTAAVIONES DEL QUE SERÁ NÚCLEO EL HMS QUEEN ELIZABETH SERÁ SEGURO?

Destructor Tipo 45

Por más que algunas noticias que se conocieron últimamente puedan inducir a pensar en sentido contrario, la Royal Navy sigue en un estado crítico. Ya hemos escrito mucho sobre los múltiples problemas y riesgos que presentan los submarinos de ataque (SSN) de la clase Trafalgar. También hemos escrito sobre los inconvenientes de la clase Astute. La situación, lejos de mejorar, empeora. Por dudas sobre la integridad estructural de una dársena en el lugar de construcción de los submarino, la Office for Nuclear Regulation (Oficina para la Regulación Nuclear u ONR, por sus siglas en inglés) prohibió la botadura de la tercera nave de la clase, el HMS Artful.

Si bien la empresa constructora asegura que lo dispuesto por la ONR no causará más demoras en los trabajos, algunos expertos señalan que la infraestructura nuclear británica es vieja, que el gobierno de Londres está invirtiendo mucho dinero para mantenerla segura y que eso hace crecer aún más los costos de la construcción de las naves de la clase Astute. En la superficie también hay problemas. El costo de construcción de los portaaviones clase Queen  Elizabeth excederá tanto la cifra original que el Commons Public Accounts Committee (Comité de Cuentas Públicas de la Cámara de los Comunes) del Parlamento Británico llamó seriamente la atención sobre ello. Las críticas del comité no quedaron allí. El cuerpo calificó al proyecto de “gran riesgo técnico y comercial”. Más aún, los parlamentarios señalaron que dudan que la Royal Navy pueda tener un grupo de batalla de portaaviones plenamente operacional para el año 2020. Los dichos de los parlamentarios se basan en el hecho de que el sistema Crowsnest no estaría listo antes del 2022. Crowsnest será un sistema de alerta temprana, basado en helicópteros.

Sumbarino Astute

Lo señalado por el Comité de Cuentas Públicas de la Cámara de los Comunes no es una cuestión anecdótica. La última vez que la Marina Real británica estuvo sin un sistema de alerta temprana aerotransportada fue durante la Guerra de Malvinas. Durante la misma la flota británica sufrió un verdadero desastre. Si bien desde el Ministerio de Defensa británico se rechazó las sugerencias de que la falta de un sistema de alerta temprana aerotransportada socavaría la eficacia de los aviones de ataque del portaaviones Queen Elizabeth diciendo que la capacidad de vigilancia marítima se complementa con otras plataformas y sistemas, incluyendo el radar del los destructores Type 45, eso no es tan así. En primer lugar el radar SAMPSON tiene vulnerabilidades inherentes a su diseño, ya que el barrido electrónico se complementa con el barrido mecánico, lo que multiplica entre sí los riesgos de fallas. Por otra parte nada ni nadie demostró que la tecnología del radar ya esté madura. Ningún destructor tipo 45 lanzó un misil que haya impactado en un blanco supersónico. Ya estamos en una época en que se habla de misiles hipersónicos.

A las debilidades arriba mencionadas de la Royal Navy se les debe sumar el problema de la baja capacidad de carga de armas de la variante “B” de los F-35 y lo que es más grave aún, de su modesta autonomía, lo que podría obligar a los portaaviones a acercarse demasiado a su blanco, lo que los podría hacer muy vulnerables a los misiles destructores de portaaviones y a otros sistemas de armas. Pero no es la suma de las debilidades de cada sistema de armas lo que determina la seguridad de un grupo de batalla de portaaviones. En un grupo de batalla de portaaviones las debilidades se potencian. No se sabe a ciencia cierta si un submarino clase Astute es lo suficientemente veloz como para acompañar a un eventual grupo de batalla. No se sabe si los destructores tipo 45 podrían defenderlo de las amenazas aéreas con eficacia. El radio de acción y la capacidad de carga de armas de los F-35B son reducidos, de modo que estas aeronaves tampoco podrían garantizar la integridad de la flota. Las fragatas Type 26 todavía están en la fase de diseño y algunas de las Type 23 - aunque con constantes modernizaciones -  ya llevan más de dos décadas en servicio. Las dudas en torno a la seguridad de una mole de más de 65.000 toneladas son demasiadas.
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Fuente: http://geoestrategia.webnode.es/

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