La ofensiva sobre Slaviansk deja cuatro militares ucranianos muertos y 30 heridos.

La ofensiva sobre Slaviansk deja cuatro militares ucranianos muertos y 30 heridos

Soldados de boina roja registran cada vehículo en el acceso principal a Slaviansk. Un kilómetro más adelante la barricada rebelde da la bienvenida a este bastión insurgente que desde mediados de abril está en manos de milicias prorrusas que han izado la bandera de la República Popular de Donetsk (RPD) en el ayuntamiento. La relativa facilidad para cruzar el cerco ucraniano contrasta con la cerrazón de los rebeldes que, pese a mostrar la acreditación expedida por sus autoridades en Donetsk, prohíben el paso a la prensa «por motivos de seguridad», lo que obliga a dar un gran rodeo por caminos secundarios para acceder al centro de la ciudad. 

Un rodeo que atraviesa un nuevo puesto militar ucraniano y varias barricadas levantadas por vecinos de las pedanías contra el Ejército. Cuatro militares han muerto y 30 más han resultado heridos durante la ofensiva del Ejército ucraniano contra las milicias prorrusas que controlan la ciudad, según ha informado el Ministerio del Interior ucraniano y recoge la agencia de noticias ucraniana UNIAN. «Los terroristas utilizan como táctica el empleo de la población civil como escudos humanos (...) Disparan indiscriminadamente y han prendido fuego a varias casas. Hay víctimas entre la población local. Los combates aún continúan», ha informado Interior. Según la televisión rusa RT, que cita a fuentes de las milicias prorrusas, hablan de al menos 20 muertos tras la ofensiva del Ejército ucraniano en Slaviansk, aunque la propia cadena rusa reconoce que es un dato sin confirmar. Las fuerzas gubernamentales ucranianas han tomado la sede de la televisión en Slaviansk, y han atacado al menos una de las barricadas que habían levantado las milicias prorrusas para impedir el acceso a la ciudad. 

Las calles se han vestido para la ocasión y los insurgentes han levantado nuevas barricadas en las arterias principales. La céntrica calle Shevchenko está cerrada al tráfico. Víctor sale de comprar el pan de un supermercado, mira las montañas de neumáticos y suspira porque «la primera gran tragedia de mi vida fue el colapso de la URSS y esta es la segunda, nunca perdonaremos a Kiev el envío de tropas para rodearnos, pero resistiremos», señala este pensionista de 67 años que se ve en medio de una guerra civil. Una sensación que se ha acrecentado tras los graves sucesos de Odesa. Las tiendas que no han cerrado sus puestas están surtidas, aunque escasean la fruta y la leche por los problemas para superar el cerco militar. El transporte urbano se encuentra suspendido, pero los servicios de agua y electricidad funcionan y «tenemos Internet, el único medio de intentar informarnos de lo que pasa. Los medios rusos y ucranianos manipulan los hechos a su favor y no hacen más que provocar confusión», opina Diana, dueña de una tienda de ropa que ha decidido cerrar «como mínimo una semana, para ver cómo evolucionan las cosas». 

Las autoridades rebeldes han impuesto un toque de queda de nueve de la noche a las seis de la mañana, «algo lógico porque todos los incidentes se producen por la noche, es entonces cuando se mueven las tropas e intentan incursiones. Por el día todo está tranquilo», confiesa Dimitri, joven empleado de una empresa de seguridad que tampoco tiene que ir a trabajar en los próximos días. En la mayoría de bancos han colocado carteles en los cajeros informando que solo funcionan las tarjetas de la entidad, pero en otros se puede sacar dinero sin problemas. Un grupo de vecinos hace cola en torno al puesto de helados Lacunka. Kira, profesora de Filología, espera su turno. Lleva unos zapatos con los colores de la bandera de Rusia y está «furiosa con la actitud de Kiev. ¿Qué pretenden? Tenemos miedo a este Ejército que cumple órdenes de un gobierno ilegítimo, pero nada va a detener el referéndum del día 11 de mayo, la República Popular de Donetsk es una realidad». 
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