El sudeste asiático busca fortalecer su industria de Defensa para contrarrestar el peso de las importaciones de Europa y EEUU.
Los países del
sudeste asiático están buscando la manera de reforzar su industria
armamentística local con una apuesta clara por sus propias compañías en
un intento de reducir la fuerte dependencia respecto al armamento que
llega tanto desde Europa como de Estados Unidos.
Según un análisis elaborado por el New
York Times, algunos estados emergentes como Malasia, Tailandia e
Indonesia, pese a que no rechazan la confirmación de nuevos contratos
con Occidente, quieren limitar en lo posible el cierre de grandes
acuerdos de armamento con fabricantes como Airbus Group o Lockheed
Martin. El objetivo se fijaría en fortalecer de manera paralela a la
industria local, especialmente en partidas tan delicadas como la
submarina, de cara a hipotéticos conflictos con China en el mar. Todo
ello en un contexto en el que se espera que la inversión militar del
sudeste asiático se dispare hasta los 40.000 millones de dólares para el
año 2016, lo que supondría un repunte del 10% respecto a 2013.
En el horizonte el poderío militar chino y su nueva política expansionista en la búsqueda de recursos energéticos en Asia-Pacífico, además de los encontronazos que han surgido en los últimos meses entre Pekín y otros actores como Vietnam y Filipinas. De tal manera y pese a que no se nombró directamente al “problema chino”, lo cierto es que la conferencia de Ministros de Asuntos Exteriores de ASEAN (integrado por diez países) que se celebraba a principios de agosto en Myanmar giró alrededor de la tensión que se está generando en el Mar de China, donde Pekín reclama el 90% del territorio. La mayoría de estos países saben que necesitan de la tecnología de las grandes firmas europeas y norteamericanas si quieren desarrollar una industria local fuerte que les permita acometer importantes proyectos a nivel local y con la que no quedarse aletargadas respecto al desarrollo militar propio del que ha hecho gala Pekín en los últimos años. De hecho, y si analizamos dos importantes contratos que han sido firmados por Malaysia o por Indonesia en los últimos años con DCNS y Thales, respectivamente, el denominador común ha sido la transferencia de tecnología que permita asegurarse una base para futuros proyectos.
En el horizonte el poderío militar chino y su nueva política expansionista en la búsqueda de recursos energéticos en Asia-Pacífico, además de los encontronazos que han surgido en los últimos meses entre Pekín y otros actores como Vietnam y Filipinas. De tal manera y pese a que no se nombró directamente al “problema chino”, lo cierto es que la conferencia de Ministros de Asuntos Exteriores de ASEAN (integrado por diez países) que se celebraba a principios de agosto en Myanmar giró alrededor de la tensión que se está generando en el Mar de China, donde Pekín reclama el 90% del territorio. La mayoría de estos países saben que necesitan de la tecnología de las grandes firmas europeas y norteamericanas si quieren desarrollar una industria local fuerte que les permita acometer importantes proyectos a nivel local y con la que no quedarse aletargadas respecto al desarrollo militar propio del que ha hecho gala Pekín en los últimos años. De hecho, y si analizamos dos importantes contratos que han sido firmados por Malaysia o por Indonesia en los últimos años con DCNS y Thales, respectivamente, el denominador común ha sido la transferencia de tecnología que permita asegurarse una base para futuros proyectos.
Singapur también se presenta como un caso similar al de sus
dos vecinos. El año pasado anunciaba que estaba dispuesta a formalizar
la adquisición de dos submarinos con la firma alemana ThyssenKrupp con
transferencia de tecnología mediante. El sudeste asiático se
presenta como una de las regiones con mayor proyección del planeta para
la industria de defensa (a nivel local e internacional) de cara a los
próximos años después de haber realizado un gasto militar de casi 36.000
millones de dólares en 2013. Un análisis de los datos desde
1992, refleja que este grupo de diez países habría incluso duplicado su
gasto, aunque la tendencia se ha ido modificando en el tiempo y el
objetivo propuesto es adentrarse en el mercado de armamento como nuevos
exportadores que permitan el desarrollo y consolidación de una potente
industria local de defensa rebajando en la medida de lo posible la
dependencia de las importaciones de la industria armamentística
occidental. (Jesús.R.G.)
Fuente: http://www.defensa.com/
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