¿Renunciará Corea del Norte a las armas nucleares?

Resultará una obviedad, pero Corea del Norte no es Irán. Las diferencias son fundamentales y hacen que desactivar las ambiciones nucleares de Kim Jong-un sea mucho más difícil que llegar a un acuerdo con el liderazgo iraní. Primero, Corea del Norte ya dispone de armamento nuclear y desmantelar algo que ya existe es mucho más difícil que prevenir su desarrollo. El genio ya está fuera de la lámpara. Pyongyang ya ha llevado a cabo tres pruebas con dispositivos atómicos detectadas por sismólogos. 

Los medios estatales se jactan de esta "disuasión nuclear". En consecuencia, la cuestión importante está en "cuándo", en concreto, cuándo podrá ser capaz de construir una bomba tan pequeña como para ponerla en la cabeza de un misil capaz de salir de la atmósfera terrestre y regresar para golpear así objetivos distantes. Corea del Sur y Japón ya han sentido la amenaza de forma aguda porque los norcoreanos han probado misiles de corto alcance. Estados Unidos teme que uno capaz de alcanzar sus costas no está muy lejos. 

Sin democracia 
La segunda diferencia crucial entre Irán y Corea del Norte está en que en el país persa reposa cierto nivel de poder en los líderes elegidos en las urnas. Eso, pese a que no se pueden deshacer del líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei, quien recientemente expresó sus reticencias respecto al acuerdo sobre su programa nuclear con las principales seis potencias del planeta. Sea como sea que se consideren los niveles de democracia en Irán, es innegable que hay presiones de abajo a arriba para que mejoren las condiciones económicas. Si la gente siente que la política del gobierno les está fallando, pueden poner presión en el gobierno en niveles inimaginables en la despótica Corea del Norte. 

Esto significa que es más previsible que las sanciones funcionen contra Irán que contra Corea del Norte, donde la gente tiene que tragar con lo que sea que haga Kim Jong-un. Es imposible saber cuál es la verdadera intención de Corea del Norte en su desarrollo de armas nucleares. Puede ser simplemente "ruido de sables". Algunos expertos creen, por ejemplo, que los temibles misiles que se muestran en los desfiles militares pueden ser falsos y hechos sólo para asustar a Occidente. Los servicios de inteligencia y políticos tanto de Corea del Sur como de Estados Unidos podrían llegar a tener interés en exagerar la amenaza. Simpatizantes del régimen norcoreano pueden tener interés en bajarle el tono. 

Expansión implacable 
¿Qué es lo que de verdad sabemos? El profesor de la Universidad Standford (EE.UU.) Siegfried Hecker, una de las principales autoridades en el asunto, afirma: "El programa de desarrollo de armas nucleares de Corea del Norte se ha expandido de manera implacable durante una década y supone una amenaza real y mortal para el resto del noreste asiático". Hecker, exdirector del Laboratorio Nacional de Los Alamos, vistió las plantas nucleares norcoreanas antes de que fueran completamente vetados los extranjeros. 

Recientemente, escribió en el Boletín de Científicos Atómicos: "En mi primera visita a Corea del Norte, en enero de 2004, los funcionarios estaban ansiosos por mostrar a mis colegas de Stanford y a mí la bomba de plutonio que produjeron tras un impasse diplomático con el gobierno George W. Bush". "Hace cuatro años, durante mi séptima visita al país y pasados dos años desde que Barack Obama llegó a la presidencia, nos sorprendieron con un paseo por una ultramoderna centrifugadora para demostrar que podían producir uranio altamente enriquecido, la ruta alternativa a la bomba". La capacidad para producir uranio altamente enriquecido cambió los cálculos porque significaba que Corea del Norte ya no dependía exclusivamente de los suministros de plutonio. Abrió una segunda ruta. Según Hecker, "Corea del Norte puede tener un arsenal de unas 12 bombas, la mitad probablemente de plutonio y la otra mitad con uranio altamente enriquecido". 

Capacidad considerable 
Si ese es el estado de las cosas, ¿qué es de sus intenciones de usarlas? Es seguro que Corea del Norte tiene misiles capaces de alcanzar a su vecino del sur y también a Japón y otros territorios del océano Pacífico. 

Pero de momento no ha demostrado ser capaz de enviar un cohete al espacio y que luego reentre a la atmósfera para poder golpear territorio estadounidense, es decir, un misil balístico intercontinental. Hace dos años, la evaluación del Departamento de Defensa de EE.UU. sobre la capacidad norcoreana, aunque claramente ha evolucionado, fue la siguiente: "Corea del norte siguió su prueba nuclear del 12 de febrero de 2013 con una campaña en los medios y anuncios públicos destinados a reafirmar su necesidad de contrarrestar la ‘hostilidad’ de EE.UU. con misiles balísticos intercontinentales equipados con cabezas nucleares". "Corea del Norte avanzará hacia ese objetivo según incrementa la amenaza que representa para EE.UU. y sus aliados en la región, si continúa probando y dedicando sus escasos recursos a este programa", agrega. 

"El camino de este progreso dependerá, en parte, de cuántos recursos pueda dedicar". Lo que lleva a la cuestión política. Hay señales de que Rusia y China quieren regresar a la mesa de conversaciones en la que también estaban EE.UU., Japón y las dos Coreas, y que se deshizo en 2009 cuando Pyongyang se retiró. Según la agencia estatal de noticias china Xinhua, Corea del Norte también ha indicado que quiere negociar. EE.UU. cree que ninguna negociación será de buena fe porque no ve evidencias de lo que los diplomáticos llaman "pasos significativos" que demuestren un verdadero deseo de renunciar a las armas nucleares. Todo depende de cuánto Kim Jong-un necesita del mundo exterior si de verdad quisiera mejorar las condiciones de vida de su gente. Con tres años en el poder, pocos pueden ver señales de que haya cambiado su convencimiento de que la posesión de la bomba le da enorme influencia. (Jesús.R.G.)


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