El tanque cumple 100 años en los campos de batalla: así ha evolucionado hasta hoy.


Un Mark I, el primer tanque usado en combate por el Ejército británico hace 100 años

Tal día como hoy, el 15 de septiembre de 1916, durante la Batalla del Somme en la Primera Guerra Mundial, hizo su bautismo de fuego el primer tanque de la historia, el Mark I británico.

El Mark I: un infierno sobre orugas para sus ocho tripulantes
Aquel primer carro de combate pesaba 28 toneladas y su armamento consistía en dos cañones Hotchkiss QF de calibre 57 mm y tres ametralladoras Hotchkiss M1909 de calibre 8 mm (esto la versión denominada “macho”; había otra variante, conocida como “hembra”, con una sola ametralladora Hotchkiss y cuatro ametralladoras Vickers de 7,70 mm). El vehículo sólo era capaz de alcanzar una velocidad máxima de 4,5 Km/h, y su conducción era sumamente compleja: necesitaba dos conductores y dos cambiadores de marchas, uno por cada oruga, pues para girar el carro había que variar manualmente la velocidad de cada oruga. Su tripulación, de 8 hombres, se completaba con 4 artilleros. Era mucha gente para un vehículo que no llegaba a los 10 metros de largo, con 4,33 metros de ancho y 2,34 de alto. 

Los tripulantes, además, ocupaban el mismo espacio que el motor, con temperaturas que podían alcanzar los 50ºC. Al sofocante calor había que añadir los gases del motor y los generados por las armas. Era, desde luego, un infierno sobre orugas para sus propios ocupantes. El blindaje de este primer carro de combate era de sólo 8 milímetros, capaz de detener armas ligeras, pero inútil frente a los cañones, las granadas, los morterazos y las municiones ligeras antiblindaje. Del Mark I se construyeron 48 unidades, y dadas sus carencias y su vulnerabilidad, el Ejército británico limitó su uso a tareas de transporte de municiones y pertrechos. Variantes más avanzadas de este primer carro se siguieron construyendo hasta la década de 1930, cuando el modelo ya estaba totalmente desfasado.
Se ocultó su verdadera naturaleza diciendo que eran depósitos de agua
Este primer carro de combate fue el primero que recibió la popular denominación de “tanque” que reciben este tipo de vehículos aún a día de hoy. La razón de ese nombre es que a los empleados de la fábrica de William Foster & Co. Ltd, donde se construían los carros, les dijeron que estaban construyendo depósitos de agua para Mesopotamia, a fin de mantener en secreto la nueva arma. 

Debido a ello, los trabajadores apodaron “tanque” al ingenio, que inicialmente había sido denominado como “buque terrestre” por el Almirantazgo británico, debido a que su casco metálico y su repertorio de armas le hacían similar a un buque de guerra, pero con orugas. En Alemania escogieron una denominación más bélica para este tipo de vehículos, denominándolo “Panzer”, una palabra derivada de la palabra francesa pancier, que hacía alusión a las corazas que durante siglos había usado la caballería pesada en Europa para proteger el torso del jinete.

El arma acorazada en la Segunda Guerra Mundial
La Segunda Guerra Mundial revolucionaría el uso, la forma y las prestaciones de los carros de combate, convirtiéndolos en la punta de lanza de la innovadora táctica conocida en Alemania como “Blitzkrieg” (Guerra Relámpago), pero que ya había usado los polacos a mucha menor escala en la Guerra Polaco-Soviética de 1919-1920, usando los tanques para romper las líneas enemigas y abrir el camino a la infantería, con notable éxito en la Batalla de Varsovia de 1920. Los alemanes usaron esa táctica con gran éxito en la invasión de Polonia en 1939 y en la de Francia al año siguiente, y también en la Operación Barbarroja (la invasión de la URSS de 1941), si bien en este caso se empezaron a rebelar las carencias de esa táctica, al extenderse demasiado las líneas de suministros.
Durante esta contienda tuvo lugar el mayor combate entre fuerzas acorazadas de la historia, la Batalla de Kursk (julio de 1943), que enfrentó a más de 4.000 panzers alemanes contra más de 5.000 tanques soviéticos, obteniendo éstos la victoria. La última gran ofensiva alemana de la Segunda Guerra Mundial, a finales de 1944 en las Ardenas, fue protagonizada por un carro de combate pesado, el Panzer VI, también conocido como Königstiger (Rey Tigre). Al final de la contienda, Estados Unidos, cuya fuerza acorazada consistía esencialmente en carros medios M-4 Sherman, empezó a apostar también por carros pesados con el M-26 Pershing, con un cañón de mayor calibre y estabilizador. Este tanque sería la base para los grandes tanques americanos de la postguerra, los conocidos como “Patton”: el M-47, el M-48 y el M-60. Los dos últimos aún están en servicio en diversos países.
Un tanque Königstiger alemán de finales de la Segunda Guerra Mundial

Los carros de nueva generación: Leopard 2, Abrams y Challenger
A finales de la década de 1979 aparecieron los primeros tanques de nueva generación que aún hoy dominan las fuerzas acorazadas de la OTAN. El primero fue el alemán Leopard 2, un formidable carro de combate con cañón de 120 mm, 59 toneladas de peso y capaz de alcanzar los 72 Km/h en carretera. Este modelo es hoy el más usado por las fuerzas armadas europeas, y el que tiene España en sus fuerzas acorazadas (concretamente las variantes Leopard 2A4 y Leopardo 2E). En 1979 también apareció el M-1 Abrams estadounidense, con unas prestaciones similares al Leopard 2 y seguramente el más conocido de los tanques actuales, pues se le ha visto en acción en la Guerra del Golfo, en la de Afganistán y en la Guerra de Irak.

Un Challenger 2, el actual carro de combate principal del Ejército británico

En el Ejército británico, el sucesor del Mark I actualmente es el Challenger 2, una versión mejorada del tanque Challenger de los años 80, Está equipado con un cañón de 120 mm, una ametralladora coaxial de 7,62 y otra ametralladora más del mismo calibre en lo alto de la torre. Es un carro pesado que alcanza una velocidad máxima de 59 Km/h, con una autonomía de 450 Km. Su tripulación se reduce a la mitad que el viejo Mark I: la forman 4 hombres (conductor, comandante, cargador y artillero). 

Al igual que el Leopard 2 y el Abrams, su cañón dispone de un avanzado sistema de estabilización que le permite disparar en movimiento sin perder el blanco. Este tanque está dotado del avanzado blindaje tipo Chobham que también equipa al Abrams americano, y que ha sido probado con éxito en combate, resistiendo incluso el fuego de cañones de gran calibre. El Reino Unido ha usado este modelo en la Guerra de Irak. En esta contienda, las únicas bajas sufridas por el Ejército británico con un Challenger 2 se debió debido a un disparo accidental de un carro del mismo tipo. El Ejército británico ha rendido homenaje hoy a los 100 años del Mark I con este vídeo, en el que vemos la evolución de sus carros de combate hasta el actual Challenger 2: (Jesús.R.G.)


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