EE.UU. y los países del Golfo ayudan a los rebeldes sirios a rearmarse, según el «Washington Post».

EE.UU. y los países del Golfo ayudan a los rebeldes sirios a rearmarse, según el «Washington Post»

La ayuda estadounidense a los insurgentes en Siria ya está en marcha, según afirma el diario estadounidense «The Washington Post». El rotativo, que lleva la historia a su portada, asegura que «los rebeldes sirios que combaten al presidente Bashar al Assad han comenzado a recibir más y mejores armas en las últimas semanas, un esfuerzo pagado por los países del Golfo Pérsico y coordinado parcialmente por los Estados Unidos». El artículo cita como fuentes a activistas de la oposición y miembros de la administración estadounidense y de otros países. Los funcionarios norteamericanos, no obstante, dejan claro que no están financiando ni proveyendo «material letal» a la insurgencia. En su lugar, están «expandiendo contactos con las fuerzas militares de oposición» para otorgar «credibilidad» a los rebeldes y establecer «una infraestructura de mando y control», dice el diario. Sin embargo, esta ayuda ha comenzado a dejar sentir sus efectos.

Aunque la fuente principal de armamento sigue siendo la misma que antes (el mercado negro en los países vecinos, especialmente el Líbano, y las armas robadas o compradas a oficiales corruptos del ejército gubernamental), la llegada masiva de dinero desde las petromonarquías del Golfo ha supuesto un revulsivo para unos rebeldes que, como bien señala el «Post», se estaban quedando sin municiones hace apenas unos meses. «El material está siendo almacenado en Damasco, en Idlib, cerca de la frontera turca, y en Zabadani, en la frontera Libanesa», asegura el periódico estadounidense. «Largos cargamentos han logrado entrar. Algunas áreas están llenas de armas», indica un activista de la oposición citado en el artículo.

Fracaso del «plan Annan»
Los primeros resultados pudieron verse esta semana, cuando los rebeldes lograron rechazar de forma efectiva un ataque del ejército en Rastan, en la provincia de Homs, matando a 23 soldados gubernamentales e hiriendo a docenas de ellos. La iniciativa estadounidense supone la puntilla al cada vez más evidente fracaso del Plan Annan, que no ha logrado detener la violencia en Siria. No sólo porque casi un millar de personas hayan muerto desde la entrada en vigor del alto el fuego, el pasado 12 de abril (más de un 10% del total de 9.000 muertos contabilizados por la propia ONU desde el inicio de las protestas), sino porque los observadores de Naciones Unidas parecen haberse convertido en convidados de piedra en el conflicto, cuando no directamente en objetivo.

Ayer, el ejército sirio abrió fuego contra un funeral devenido en protesta en la localidad de Jan Sheijoun, en la provincia de Idlib, durante una visita de los observadores. El número de víctimas mortales oscila entre las 21, la cifra más conservadora, y el medio centenar que indica el Consejo Militar rebelde. Tres de los vehículos de la ONU resultaron dañados minutos después por la explosión de un artefacto al paso de su convoy, sin que se produjesen heridos.

Fuente: http://www.abc.es/

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