La
militarización tan solo se puede evitar si se redacta y se firma un
acuerdo internacional para prohibir el armamento espacial
Hace poco se han puesto en órbita dos satélites
militares: uno ruso y otro estadounidense. A pesar de que en las últimas
décadas este hecho se ha convertido en algo habitual, nos ha recordado
de nuevo el peligro de la militarización del espacio que tan solo se
puede evitar si se redacta y se firma, sin dilación, un acuerdo
internacional para prohibir el armamento espacial. Pocos podían creer en 1977 que 'Guerra de las galaxias' de
George Lucas pudiera tener algún parecido con la realidad. Hoy en día, 35 años
después del estreno de la película, está claro que una guerra orbital no solo
puede empezar en los guiones de los maestros de Hollywood. Las doctrinas de
defensa de varios países son, en realidad, espaciales. El objetivo de la guerra del futuro no será tomar el territorio
del enemigo, sino asestar golpes precisos en sus puntos débiles. El uso
masivo de tropas de tierra, propio de la técnica de blindados, es cosa del
pasado.
El papel de la aviación
estratégica se recorta. En lo referente al 'armamento estratégico', el acento
ha pasado de la clásica 'triada nuclear' a los medios no nucleares basados en
los sistemas de armamento de alta precisión (SAAP) con diferentes tipos de
soporte. Esto implica la
presencia de un gran número de aparatos de apoyo: satélites espía, de aviso, de
pronóstico y de establecimiento de objetivos, que necesitan ser defendidos y
protegidos. Un ejemplo gráfico de la preocupación por los satélites se ve en
los EEUU. En 2009, el Secretario de Defensa, Robert Gates, consiguió que el
Congreso entregase 10.700 millones de dólares para estas operaciones. Es
evidente que su continuador en el cargo en la administración de Barack Obama,
Leon Panetta, no está dispuesto a reducir estos gastos. Por ejemplo, según cálculos del renombrado analista militar, el
general recientemente fallecido Vladímir Slipchenko, se debería esperar que
para 2020 el número de armas de alta precisión de los primeros países del mundo
llegue a 70.000-90.000.
Imaginen la cantidad de sistemas satelitales necesarios
para su mantenimiento, ya que sin estos sistemas todos los misiles crucero y
'bombas inteligentes' capaces de dar en el blanco se convierten en hierro
inútil. Esto significa que el desarrollo de sistemas terrestres capaces
de derribar de manera autónoma objetivos en el espacio, en la atmósfera o en la
Tierra, es tan solo una cuestión de tiempo. Sin embargo, no implica
obligatoriamente la necesidad de poner en órbita estaciones militares o de
armar, digamos, los satélites de investigación o los meteorológicos. La tarea de la defensa satelital se podría resolver con éxito
con medios basados en tierra. "Quien domina el espacio, domina el mundo", afirma el
antiguo director de armamento de las Fuerzas Armadas rusas, el teniente general
Anatoli Sitnov. Pero muchos militares reconocen que Rusia se está quedando
claramente detrás de los EE UU en la creación y desarrollo de sistemas
espaciales.
X-37B
Actualmente hay en órbita un total de unos 500 aparatos
estadounidenses y tan solo unos 100 rusos. La agrupación militar, según datos
de los expertos militares, es menos de un cuarto de la norteamericana. Además
no todos los aparatos se encuentran en funcionamiento. A mediados de junio el aparato espacial militar X-37B de las
Fuerzas aéreas de los EE UU realizó un aterrizaje autónomo con éxito después de
más de 15 meses de estancia en una órbita circunterrestre. El director del
programa, el teniente coronel Tom McIntyre, señaló que después de la retirada
de la flota de lanzadores espaciales, este aparato introduce "unas
posibilidades únicas en el ámbito del desarrollo de tecnología espacial".
Los estadounidenses no esconden que este tipo de tecnología está relacionada,
en primer lugar, con las posibilidades de desarrollar armamento.
En contra de una carrera armamentística
La posición rusa se diferencia claramente de la norteamericana.
En mayo de 2008, el comandante de la división espacial, el general Vladímir
Popovkin (que
actualmente dirige Roskosmos) advirtió: "Estamos categóricamente en contra
de la proliferación o la introducción de cualquier tipo de armamento en el
espacio, ya que es una de las pocas zonas donde no hay fronteras. Introducir
armamento ahí afectaría al equilibrio que ahora mismo hay en el mundo". En su opinión, los sistemas y estaciones espaciales son muy
complejos tecnológicamente y pueden estropearse. "Como comandante de la
división espacial del ejército (en aquel momento) no puedo garantizar que en
caso de que un aparato se desajuste no haya sido provocado por las acciones de
un enemigo auténtico".
Desde el punto de vista militar el equilibrio estratégico
nuclear, es decir, el nivel de garantía ante un ataque inesperado de misiles
nucleares, se define en gran medida por la eficiencia de los satélites de
alerta rápida de disparo de misiles y por la eficiencia de los satélites espía.
En caso de que uno de estos aparatos se estropeara, el estado que lo hubiera
puesto en órbita empezaría a temer por su seguridad. El resultado es que
aumente el nivel de desconfianza lo que, en última instancia, puede provocar
una catástrofe bélica. Parece que tenía razón Harrison Ford, actor que interpretaba a
Han Solo, uno de los personajes principales de la 'Guerra de las galaxias',
cuando afirmó que el secreto del éxito de la película estaba en que "no va
sobre el espacio, sino sobre la gente, explora en primer lugar las relaciones
humanas". Precisamente es la gente la que tiene la tarea de llegar a un
acuerdo sobre si convertir el espacio en un campo de enfrentamiento militar o
no.
Fuente: http://rusiahoy.com/
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