El pasado mes de Junio, el viceprimer ministro sirio, Qadri Yamil, explicó al Financial Times el mecanismo de supervivencia de la economía y el estado sirio en el contexto de la guerra. Estas informaciones permiten de extraer varias constantes sobre la naturaleza del conflicto sirio. Yamil indicó que Rusia, China e Irán habían puesto en marcha un programa de ayuda a la economía siria y suministraban al país todo lo necesario para continuar la guerra: productos petrolíferos, alimentos y fondos financieros. Los intercambios con estos países se realizan a través de sus divisas nacionales, lo que permite evitar eventuales sanciones de parte de EEUU. “El apoyo de los rusos, los chinos y los iraníes es siempre algo bueno,” afirmó Yamil.
Las entregas son aseguradas por los navíos rusos, lo que explica la
necesidad de una presencia continua de la Marina rusa cerca de las
costas sirias, y muestra el sentido de las declaraciones de los jefes
militares rusos con respecto a la necesidad de una presencia permanente
de navíos rusos en el Mediterráneo. Los suministros de petróleo
alcanzan, ellos solos, 500 millones de dólares al mes. Si las
acciones de Irán en el conflicto sirio -este ultimo ha otorgado a
Damasco un crédito ilimitado- son importantes, las aportaciones de Rusia
y China no lo son menos. Esto podría suponer el inicio de una nueva
etapa en la cooperación de ambos países a nivel internacional. Frente
al intento de EEUU de hacer caer a un régimen amigo por la fuerza,
Moscú y Pekín no tienen ningún deseo de limitarse, como hacían
antiguamente, a simples protestas en la ONU.
Ellos han puesto en marcha
un programa coordinado a largo plazo que busca suministrar a Siria una
ayuda económica, política, militar y técnica. Y todo ello pese a una
presión creciente de EEUU. Rusia ha enviado, pues, a sus navíos a
la zona de conflicto a fin de garantizar la realización de este
programa y es posible que China vaya a jugar un rol más importante en
los esfuerzos económicos dirigidos a apoyar a Siria. En el
momento actual, parece que esta primera tentativa de resistir una
injerencia occidental contra un tercer país funciona. Las tropas de
Bashar al Assad han logrado un cierto número de éxitos militares en
estos últimos tiempos. Esta resistencia demuestra que Rusia y China
pueden apoyar de manera eficaz a sus amigos que se hallan bajo las
presiones occidentales. Moscú y Pekín consideran probablemente
que las acciones estadounidenses en Siria forman parte de un plan
estratégico de Washington que hace falta torpedear a toda costa.
Fuente: http://war-iran.blogspot.com.es/
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