La geopolítica guía la reforma del Ejército ruso en 2013.

La geopolítica guía la reforma del Ejército ruso en 2013

Serguéi Shoigú llegó al sillón de ministro de Defensa en una situación bastante complicada. Su predecesor en el puesto, Anatoli Serdiukov, había desmontado literalmente el sólido sistema 'soviético' de dirección de las Fuerzas Armadas, que había sido probado por el tiempo y las guerras. Pero fue Shoigú el que tuvo que responder de la eficacia de estas decisiones. Precisamente por estos cambios el presidente Vladímir Putin, el Comandante en jefe, realizó por primera vez en 20 años una evaluación repentina del Ejército y la Flota. Repentina en el sentido literal de la palabra ya que el mismo ministro de Defensa a mediados de febrero recibió la orden de poner en estado de alarma la Circunscripción militar central mientras se hallaba en un avión de camino a un viaje en el extranjero. Posteriormente también se llevó a cabo con las circunscripciones Occidental y Sur. 

En julio tuvo lugar una evaluación repentina de la capacidad militar de los ejércitos de la circunscripción militar Oriental, y en octubre se evaluó el estado de preparación ante un posible conflicto nuclear con fuerzas de contención nuclear de defensa aérea y espacial de la flota y aviación de larga distancia. Fue significativo que cada una de las evaluaciones se llevara a cabo con un desplazamiento de tropas y equipamiento masivo de un extremo al otro del país. Para los militares este tipo de evaluaciones han permitido no solo valorar de forma objetiva el grado de preparación del ejército y la flota y pulir la interacción entre todos sus elementos, sino descubrir los posibles problemas de la reforma militar. El presidente Putin quedó satisfecho con los resultados de la evaluación. Pero en diciembre en el Alto Mando del Ministerio de Defensa Serguéi Shoigú estableció una serie de tareas prioritarias, la principal de las cuales es el rearme inmediato con todo tipo de nuevo armamento y tecnología militar. 

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Plan del Ministerio de Defensa para el 2020

Durante las reformas del anterior ministro, Anatoli Serdiukov, se generó una situación paradójica. Rusia, un líder mundial en la venta de armamento y tecnología militar en el mercado mundial, tenía una preferencia por la tecnología occidental para su propio ejército. En menos de un año Serguéi Shoigú ha cambiado radicalmente esa situación. En este tiempo se han creado dos nuevos regimientos de misiles con los nuevos misiles estratégicos Yars. Dos brigadas de misiles del Ejército de Tierra fueron rearmadas con el sistema de misiles Iskander

Dos bases aéreas recibieron Su-34, los bombarderos de ataque más modernos, aviones de entrenamiento y formación Yak-130 y helicópteros Mi-28N, Mi-35M. La Armada recibió de una sola vez dos nuevos cruceros estratégicos de misiles 955 del proyecto Borei. Se rearmaron seis brigadas mecanizadas y una de tanques con los modernos tanques T-90 y el complejo de artillería Msta-S. 36 formaciones recibieron modernos medios de comunicación y la sexta brigada mecanizada nuevos medios de guerra electrónica. Gracias a todo esto en 2013 se consiguió subir el porcentaje de armamento y tecnología militar moderna hasta el 17%. En total para finales de 2015 serán del 30% y para 2020 del 70-100%. 

El frío cálculo de Moscú 
Este año, como ningún otro, ha demostrado hacia donde se dirige la reforma del ejército. Moscú ha reconocido abiertamente que ha desplegado en la región de Kaliningrado sistemas de misiles Iskander. Estos misiles son capaces de alcanzar cualquier objetivo bien defendido a una distancia de 500 kilómetros de la frontera rusa: aeropuertos, almacenes de munición, tropas o vehículos militares del enemigo, así como las posiciones del sistema de escudo antimisiles estadounidense. Además, este año Rusia ha terminado de instalar prácticamente por completo un sistema de pronta alarma de ataques de misiles. Se pusieron en funcionamiento cuatro de las ocho estaciones de localización por radio en construcción Voronezh-DM, capaces de seguir todo lo que se hace en el espacio aéreo alrededor de Rusia a una distancia de 6.000 kilómetros. 

Por su parte, en junio se creó un comando operativo para el área Mediterráneo. Ahora en esta zona hay una formación de la Armada rusa de forma permanente. La capacidad militar de las fuerzas aerotransportadas se vio reforzada con tres nuevas brigadas de asalto aerotransportadas del ejército de tierra que permitirán a Moscú reaccionar de forma más efectiva en caso de que surja una amenaza en el perímetro de las fronteras. Pero quizás el paso más decisivo ha sido la creación de una red de bases militares en la región del Ártico. Su construcción terminará el año que viene. De acuerdo con el plan, en el archipiélago de Nóvaya Zemlya se desplegará una parte de las defensas aéreas y espaciales. Al mismo tiempo, las brigadas de reacción rápida y los buques de la Flota realizarán misiones militares en toda la extensión de la ruta del mar del Norte de forma permanente. De esta manera Moscú pretende reforzar su demanda de ampliar el tamaño de su placa continental, consolidando su derecho a los nuevos yacimientos de petróleo y gas en el fondo del océano Ártico, así como al nuevo pasillo de transporte entre el océano Pacífico y el Atlántico. 

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