Expertos de EE.UU. advierten: China parece disponer de un nuevo misil antisatélite.

Expertos estadounidenses insisten en que China parece estar probando un interceptor cinético lanzado por un nuevo cohete que podría alcanzar la órbita geoestacionaria. La nueva arma antisatélite de China parece ser móvil. Un análisis detallado de unas imágenes de satélite proporciona pruebas adicionales de que el cohete chino lanzado en mayo de 2013 y catalogado por China de misión de investigación era en realidad una prueba de un misil antisatélite montado en una instalación móvil, indica The Christian Science Monitor. Brian Weeden, exanalista de cuestiones espaciales de la Fuerza Aérea de EE.UU., publicó un análisis de 47 páginas en el portal The Space Review, que pretende demostrar que China, al parecer, está probando un interceptor cinético lanzado por un nuevo cohete que podría alcanzar la órbita geoestacionaria a unos 36.000 kilómetros sobre la Tierra. "Si fuera verdad, representaría un avance significativo en las capacidades antisatélite (ASAT, por sus siglas en inglés) de China", señala Weeden, ahora asesor técnico de la Secure World Foundation, una organización sin ánimo de lucro centrada en el uso pacífico del espacio extraterrestre.  

"Ningún otro país ha puesto a prueba un sistema ASAT de impacto directo capaz de alcanzar los satélites espaciales en órbitas terrestres medias, órbitas muy elípticas u órbitas geoestacionarias", escribió el experto en referencia a las trayectorias orbitales que se encuentran sobre los 2.000 kilómetros sobre la Tierra. El artículo incluye una imagen de satélite inédita tomada por DigitalGlobe que muestra un lanzamisiles móvil en Xichang, un polígono espacial chino. Según el experto, el nuevo sistema usa cohetes chinos de clase Kuaizhou. Funcionarios y expertos militares estadounidenses se muestran cada más preocupados por el desarrollo de armas antisatélite chinas, pero nunca han sido tan críticos como los fueron después de que China destruyera un satélite meteorológico desaparecido en órbita en 2007, creando más de 3.000 fragmentos de desechos. Según Weeden, tras el ensayo de 2013 las agencias de inteligencia estadounidenses se mantuvieron renuentes a revelar cualquier conclusión sobre los esfuerzos chinos de desarrollo de armas por temor a revelar fuentes y métodos de la recogida de información. 


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