Los tres ejércitos tienen claro que el futuro pasa por un uso más intensivo de los RPAS. De momento el arma terrestre es el primero en haberlos utilizado en teatros de operaciones reales, desde 2008 en Afganistán. El Ejército del Aire también dispone de algunas unidades, y la Armada comenzó en 2013 a ensayar su uso, sin demasiado éxito, desde uno de sus buques en el marco de la operación Atalanta. En la próxima década todos ellos contemplan un panorama en el que
contarán con muchas más unidades, y más capaces, de sistemas aéreos no
tripulados. Expertos de la Armada, el Ejército de Tierra y el Ejército
del Aire desgranaron ayer en una sesión de ponencias de UNVEX´12 estas perspectivas de las Fuerzas Armadas.
Más de 250 sistemas para el Ejército de Tierra
El Ejército de Tierra se plantea un escenario en 2025 en el que dispondría de 18 sistemas tácticos UAV
(vehículo aéreo no tripulado) de clase II (entre 150 y 600 kilos de
peso al despegue) y cerca de 250 sistemas micro y mini UAV (de no más de
15 kilos de peso al despegue). Su prioridad es disponer dentro de diez años de 13 sistemas de la
clase II tipo helicóptero de apoyo a nivel de brigada y del Mando de
Artillería de Campaña (MACA). En segundo lugar, el mayor interés pasa por la compra de un centenar y
medio de sistemas de micro UAV (operados por una sola persona).
Después, interesa disponer en 2025 de casi un centenar de mini UAV (algo
mayores que los micro) que podrán ser Raven, como los que ya se dispone, u otro similar. Finalmente, a la vuelta de una década, el interés del Ejército pasa
por contar con cinco sistemas tácticos de clase II con los que sustituir
a los actuales PASI, sistemas con los que opera desde 2008 en Afganistán. Lo deseable para el Ejército de Tierra, según expuso ayer en el congreso de sistemas no tripulados UNVEX´14 el coronel Carlos Suarez Martinón,
jefe de la Sección de Inteligencia y Seguridad de la División de
Operaciones del Estado Mayor del Ejército, sería de disponer de algún
TUAV-LA, que precisará para operar de unas infraestructuras similares a
un aeropuerto, por lo que su uso deberá estar centralizado al más alto
nivel. Además el MACA (Mando de Artillería de Campaña) y las brigadas
deberían disponer de una unidad de UAV de medio alcance. Finalmente, lo
ideal para el Ejército sería disponer de UAV tácticos de la clase I en
su versión micro y mini (de no más de 15 kilos de peso al despegue),
para operar a nivel de batallón y compañía.
El Ejército de Tierra cuenta actualmente con el UAV táctico PASI
–adquiridos en 2007 y 2010–, de los que dispone de seis aviones en
total, todo ellos desplegados en Afganistán, donde operan para la ISAF,
en misiones de obtención de información y apoyo a operaciones, en un
área de unos 500 kilómetros de lado. Estos aparatos, que ya han
alcanzado las 5.000 horas de vuelo en el teatro afgano, no tienen
posibilidad, de momento, de operar en territorio nacional por el actual
marco regulatorio. Los que sí vuelan ya sobre los cielos de España, en una decena de
campos de maniobras ubicados a lo ancho de todo el territorio, son los
Mini-UAV Raven, de los que el Ejército dispone de catorce sistemas con
42 aparatos en total. Hasta el pasado septiembre se contaba con cuatro
sistemas Afganistán y actualmente también opera uno en Mali. La
facilidad de despliegue de estas aeronaves les permite operar a nivel de
compañía. Por último, el Ejército prueba actualmente en territorio nacional un sistema SIVA, con cuatro aparatos, propiedad del INTA (Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial).
El primer ensayo de la Armada
La Armada por su parte, persigue obtener sistemas de RPAS tanto
pequeños (de clase I) como medianos (clase II). Los primeros serían
empleados, por una parte, con cometidos como el reconocimiento, la
evaluación de daños de artillería, etc., y, por otro lado, también se
necesitarían sistemas de pequeño tamaño de apoyo a las operaciones de la
Infantería de Marina. Los sistemas medianos que requiere el arma naval también deberían ser
de dos tipos: unos para usos tácticos embarcados con capacidad de
proyectarse a 50 millas del buque de control. Los otros, mayores, se
emplearían para la vigilancia marítima a nivel operacional.
Lo ideal es
que estos últimos llegasen a operar con un alcance de 200 millas, para
cubrir toda la zona económica exclusiva española. El comandante Gonzalo Sanz Alisedo, jefe de la
Sección de Planes de Recursos y Definición de Medios del Estado Mayor de
la Armada, explicó en su intervención que la prioridad para la Armada
es la obtención a medio plazo, antes de 2016, del sistema táctico naval
de clase II y de medio alcance (50 millas). De momento, recordó Sanz, la Armada centra sus esfuerzos en la
obtención de un RPAS táctico embarcado a partir de los requisitos que
definidos en 2010. En un primer momento se pensó en el Pelícano, de desarrollo nacional, como solución, pero, ante los retrasos de su desarrollo, en 2013 se probó el sistema de ala giratoria Skeldar, de la compañía sueca Saab. Esta es la primera aeronave no tripulada que ha llegado a despegar desde un buque de la Armada (desde el patrullero Meteoro en la operación Atalanta, en las costas del Cuerno de África).
Sin embargo los resultados no fueron los esperados, por lo que la
fuerza naval española negocia ahora la adquisición del norteamericano Scan Eagle, de ala fija.
Ejército del Aire
El jefe de la Sección de Programas de la División de Planes del Estado Mayor del Aire, coronel Rafael Emilio Sánchez, expuso, por su parte, los medios con los que ya cuenta el arma aérea española antes de explicar las necesidades futuras. A día de hoy ya se emplean micro UAV en el Escuadrón de Zapadores Paracaidistas y para operaciones especiales y protección de la fuerza. Además el Escuadrón de Apoyo al Despliegue Aéreo cuenta con mini UAV RQ-11 Raven para misiones de vigilancia y también de protección de la fuerza. Para el futuro, el coronel Sánchez explicó que el Ejército del Aire
está en “proceso de obtención) de un RPAS táctico para tareas de
protección de la fuerza en un entorno de defensa de zona, la preparación
de la fuerza y el apoyo a la acción del Estado.
Además está prevista la adopción de un UAV MALE (capaz de operar a
media altura durante largos periodos). El coronel recordó que la
necesidad operativa de una capacidad persistente ISR
(vigilancia, reconocimiento e inteligencia) basada en RPAS “que apoye
los niveles estratégico y operacional, lleva ya más de una década
pendiente”. La obtención de un UAV MALE, a partir de un programa europeo o
nacional que está por desarrollar, podría ser una realidad en torno a
2023 y 2025, explicó el coronel del Ejército del Aire.
Fuente: http://www.infodefensa.com/
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