Qué hay detrás del 'velo secreto' del sistema antimisiles de EE.UU. en Asia.


Al mismo tiempo que instala misiles antibalísticos en Europa, Estados Unidos planea desplegarlos en Asia. Y el hecho de que EE.UU. coloque sistemas de defensa antimisiles en Japón y Corea del Sur preocupa a los Estados de la región como Rusia y China. Pero, ¿cuáles son los objetivos y qué amenaza real representaría el despliegue de estos elementos en la región? El experto Serguéi Ermakov apunta al 'velo de secreto' que rodea la fase Asia-Pacífico de la construcción del sistema de defensa antimisiles de EE.UU. "No está claro en absoluto cuáles elementos realmente se ubicarán en Japón. En el caso del sistema de defensa antimisiles europeo, los estadounidenses al menos trataron de neutralizar nuestros temores (…) en el caso de Asia, no se lleva a cabo ninguna negociación con Rusia. ¿Y qué objetos se colocarán allí?, solo los estadounidenses lo saben". 

El analista no descarta que EE.UU. inste a Japón y Corea del Sur a colocar en sus territorios no sólo los misiles antiaéreos, sino también los sistemas terrestres del Aegis Ashore con lanzadores MK-41 para los misiles Standard SM-3, o incluso los misiles de crucero estratégicos Tomahawk. Otra cuestión es que "estos países tienen miedo de provocar a China, ya que no saben hasta qué punto EE.UU. está dispuesto a apoyarlos en el caso de un conflicto armado". Por su parte, el mayor general retirado y especialista en ciencias políticas Serguéi Kanchukov, sostiene que el objetivo principal de la construcción del sistema de defensa antimisiles global de EE.UU. es un movimiento sistemático y coherente hacia imponer sus reglas de juego a Rusia y luego enfrentarla con China. "La cuestión es que EE.UU. nunca entrará en guerra con sus propias manos con China. 

Pero no ve otra fuerza que pueda oponérsele, a excepción de Rusia", asegura. Según el analista Vladimir Yevséyev, los elementos de defensa antimisiles ya desplegados en Japón, de momento se basan sólo en el uso del sistema de combate marítimo integrado Aegis, cuya parte principal son los lanzadores de misiles interceptores y el sistema de misiles antiaéreos de largo alcance Patriot. En el escenario de una guerra entre Rusia y EE.UU., sin la participación de Japón, el sistema de defensa antimisiles ya instalado en la región no podría ser utilizado en la intercepción de ojivas de misiles balísticos intercontinentales. Hipotéticamente, podrían servir para interceptar misiles balísticos lanzados desde submarinos, pero sus posibilidades serían muy limitadas en un contexto de enfrentamiento con la Flota del Pacífico de la Armada rusa. Y en otro escenario –una guerra entre Rusia y Japón– estos sistemas podrían funcionar pero también con posibilidades limitadas. 

De ese modo, junto con los interceptores estratégicos GBI, de EE.UU., se caracterizan por el problema no resuelto de la selección de objetivos: por ejemplo, la identificación de ojivas reales en un grupo de ojivas falsas. Y las ojivas rusas se dirigen cubiertas por otras tantas falsas hasta una altura de 60 kilómetros. Además, tienen capacidad de maniobra, lo que complica la intercepción. Anteriormente, EE.UU. y Japón ampliaron su cooperación en defensa, lo que prevé un papel más amplio para las Fuerzas de Japón en la garantía de la seguridad estadounidense. Según medios, un escenario posible puede ser que Japón derribe misiles lanzados hacia EE.UU., aunque el propio país asiático no sea atacado. Además, en abril EE.UU. decidió enviar a las costas de Japón en 2017 dos destructores adicionales, equipados con complejos de misiles antiaéreos polivalentes Aegis. (Jesús.R.G.)


Puedes seguir todas mis noticias a traves de mis paginas Twitter y Facebook   

Comentarios